La pelota se manchó, una vez más. Lo que debía ser una fiesta para todo el fútbol argentino y sudamericano quedó opacada , una vez más, por la barbarie: el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores primero se postergó una hora, luego dos horas y quince minutos y, finalmente, CONMEBOL anunció que los clubes acordaron pasar el Superclásico para este domingo a las 17 .
Cuando el plantel de Guillermo Barros Schelotto se acercaba al estadio, hinchas de River atacaron el ómnibus a piedrazos y la policía reprimió con gases lacrimógenos: como algunas ventanillas estaban rotas por los proyectiles, los gases ingresaron al micro y algunos futbolistas quedaron muy sentidos.
«Es un desastre total, los jugadores están heridos, cortados. No están en condiciones de jugar el partido, vamos a hablar con la Conmebol» , aseguró el secretario de Boca, Cristian Gribaudo, en declaraciones a radio La Red. Desde la dirigencia del club de la Ribera pidieron que los médicos de la Confederación que revisen a los futbolistas, para determinar si el partido puede llevarse a cabo. Y,según el parte médico oficial de CONMEBOL , no había motivos para que el partido se suspendiera.
El paso a paso de una tarde de terror
Tras lo sucedido, Daniel Angelici, Rodolfo D’Onofrio y el presidente de CONMEBOL Alejandro Domínguez se reunieron para determinar los pasos a seguir. Finalmente CONMEBOL decidió que se retrase el duelo para 19.15 para dar tiempo a que los afectados se recuperen.
Cuando se aceraba la hora señalada y parecía que se iba a jugar, Domínguez anunció oficialmente que el partido fue suspendido y se jugará este domingo a las 17.
goal.com
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